El Juramento Hipocrático y la Ética Médica: Un Llamado a la Conciencia en Tiempos de Mercantilización de la Salud
Dr. Israel H. Cedeño-González
El juramento hipocrático como una de las expresiones más antiguas de la ética médica se establece como un compromiso fundamental que los médicos asumimos al iniciar nuestra práctica profesional. Frases como «primum, non nocere» y el deber de cuidar a los pacientes sin distinción de raza, género, nacionalidad, credo o condición sociopoliticoeconómica son pilares que sustentan la relación médico-paciente. Sin embargo, en un mundo cada vez más influenciado por las dinámicas del mercado y la economía, se observa una preocupante desconexión entre estos principios éticos y la realidad de las prácticas médicas contemporáneas. La creciente tendencia de algunos médicos a cobrar honorarios exorbitantes y a rechazar la atención a pacientes sin capacidad económica plantea serias preguntas sobre la integridad de la profesión médica y su compromiso con la salud pública.
La Desviación del Juramento
El juramento hipocrático es un compromiso con la ética y la humanidad que, a lo largo de los siglos, ha guiado la práctica médica. Sin embargo, la mercantilización de la salud ha generado un ambiente en el que muchos profesionales priorizan la rentabilidad sobre el bienestar de sus pacientes. Este fenómeno no es nuevo, pero ha ganado visibilidad en la última década debido a la creciente desigualdad económica y la privatización de los sistemas de salud.
Los honorarios excesivos, que en ocasiones pueden ser prohibitivos para una gran parte de la población, reflejan una distorsión del sentido del deber del médico. Cuando un profesional de la salud, guiado por la avaricia, pone en riesgo la atención a personas que no pueden pagar, se está alejando de los valores fundamentales de la medicina. Esta desconexión no solo afecta a los pacientes, sino que también erosiona la confianza en la profesión médica en su conjunto.
La Implicación Económica en la Atención Sanitaria
El sistema económico en el que opera la medicina moderna ha llevado a una situación donde la atención médica es, en muchos casos, vista como un producto. Con la creciente privatización de servicios de salud, el enfoque se ha desplazado hacia la maximización de beneficios en detrimento de la atención integral. Condiciones médicas que podrían ser atendidas de manera preventiva o tratadas de forma adecuada se convierten en situaciones críticas debido a la falta de acceso a cuidados básicos.
Este contexto plantea la responsabilidad ética de los médicos no solo de diagnosticar y tratar, sino también de abogar por un sistema de salud más equitativo. Ignorar la dimensión económica de la atención médica, rechazando a pacientes vulnerables o no brindando opciones accesibles, significa olvidar el compromiso de actuar siempre en el mejor interés del paciente.
Un Llamado a la Conciencia
Es crucial que los médicos y las instituciones de salud reconsideren su papel en este sistema. Adoptar posturas fundamentadas en la ética médica implica no solo evaluar los efectos de nuestras decisiones individuales, sino también trabajar colectivamente hacia un modelo que priorice la salud pública. La creación de escalas de honorarios más justas, la promoción de la atención comunitaria y la defensa de políticas que aseguren el acceso a todos son acciones necesarias para restablecer el lazo entre la ética y la práctica.
Los médicos podemos y debemos ser defensores de la justicia social, utilizando nuestra posición para sensibilizar sobre las disparidades en salud y abogar por un sistema que no haga de la economía un obstáculo para el bienestar. La verdadera esencia del juramento hipocrático no solo reside en la atención individual, sino también en el compromiso con la salud colectiva.
Conclusión
La ética médica y la economía de la salud deben ser vistas como interdependientes. Un regreso a los principios del juramento hipocrático exige una reflexión crítica por parte de los médicos y un replanteamiento de cómo sus decisiones impactan en la vida de las personas, especialmente de aquellos que son más vulnerables. La medicina debe ser un faro de esperanza y salud, no una mera transacción económica. Es hora de que los profesionales de la salud retomen el camino ético que promete, ante todo, cuidar de la humanidad.
P.D. Ojo! No estoy sugiriendo o recomendando que no cobremos por nuestos servicios; mucho nos esforzamos como cualquier otro profesional para prepararnos como medico, solo que el aspecto económico no debe ni pueder ser NUNCA un obstáculo para el acceso a la salud.