La importancia de la preparación para la respuesta en Salud Pública

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Historicamente la primera interpretación de la palabra salud es la condición opuesta a estar enfermo o la ausencia de enfermedad, y esa es una definición relativamente correcta, pero incompleta.  La salud del ser humano como individuo está ligada a un espectro mucho mayor que la simple ausencia de enfermedad, y para ello es que el sector salud se debe y tiene que apoyar, siempre, en una estructura multidisciplinaria e interinstitucional.

La salud de la población tiene un importante impacto en nuestra salud personal, y viceversa; los factores que afectan a una, afectan a la otra: servicios sanitarios, hábitos de higiene, programas de vacunación, condiciones fitosanitarias, vigilancia epidemiológica, infraestructura hospitalaria, revisiones médicas periódicas, seguridad social, vigilancia y control de riesgos sanitarios, legislación y normatividad, sistemas de distribución de agua potable, etc.

Para alcanzar un estado óptimo de salud pública se requiere establecer y sostener una red de atención, investigación, formación, difusión y colaboración en la que participemos todos. La salud, así como la enfermedad, es un factor común en todos los seres vivos, es un tema que a todos nos interesa y en el que nuestras actividades diarias tienen un impacto. Nuestra alimentación, nuestros hábitos, nuestros conocimientos y en especial nuestra preparación pueden marcar la diferencia entre un buen y un mal estado de salud, y por ello la difusión de información confiable y accesible es parte fundamental de la red.

Ante cualquier evento de salud pública el sistema de salud debe estar preparado para responder, mitigar el impacto y rehabilitar. Por esto las autoridades sanitarias y los técnicos deben tener claro, que el objetivo de la Preparación para la Respuesta no es, necesaria o únicamente, evitar que se presente un evento; sino tener un sistema de salud lo suficientemente robusto para, inisisto, responder, mitigar y rehabilitar. 

Las decisiones que tomamos con respecto a nuestra salud dependen de la calidad de la información disponible y de nuestra capacidad para distinguir si dicha información es o no de calidad, lo que requiere de una preparación adecuada y del apoyo de profesionales que nos brinden la asesoría necesaria. Basar nuestras decisiones en información que proviene de terceros, o que es diseminada por medios no especializados, representa un riesgo innecesario que podría evitarse de manera relativamente sencilla, sin embargo, en una época en la que todo tipo de información se encuentra fácilmente disponible pero que no pasa por los filtros apropiados, es común que las personas compartan conocimientos que consideran sencillos de entender sin realmente comprenderlos a fondo ni tomar en cuenta las consecuencias de ello.

Prepararse para responder adecuadamente, es la clave; no esperar a que suceda el evento y entonces intentar atenderlo. La preparación, además, es mas que reuniones y documentos; hay que practicar los planes a través de simulaciones y simulacros para evaluar a priori si esos planes elaborados pueden ser eficientes, para luego de la práctica realizar también la evaluación a posteriori (lecciones aprendidas).

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